Esta patología afecta aproximadamente al 10% de la población a lo largo de su vida. Si te encuentras dentro de este porcentaje, la siguiente entrada te interesa.
La fascia plantar es una estructura de tejido conectivo que se origina en el hueso calcáneo (talón) y acaba en el antepié. Su función es dar soporte a todo el arco del pie, absorber los impactos y repartir las cargas a las que se ve sometido el pie.
Cuando esta estructura está afectada, el dolor se siente normalmente en la base del talón (ver imagen) y suele ser más agudo por las mañanas (también tras un tiempo sentados o tumbados) durante los primeros pasos.
Las causas de la aparición de esta patología pueden ser varias:
- Sobrecarga por deporte sobre superficies duras.
- Variaciones anatómicas en los pies: pie cavo, pie plano, acortamiento tendón de Aquiles y/o trícpes sural. Tambíen en limitaciones de la flexión dorsal del tobillo.
- Calzado inadecuado.
- Alteraciones en la función de los miembros inferiores.
- Sobrepeso., aumento de peso repentino (embarazo).
Tras un diagnóstico médico, un correcto tratamiento es fundamental para evitar la cronicidad.
Como hemos comentado en entradas anteriores, una buena exploración fisioterápica nos dará las claves a la hora de pautar el tratamiento. Así mejoraremos tanto la lesión como las disfunciones que nos han llevado a ella. Los fisioterapeutas disponemos de una serie de técnicas que utilizaremos según cada caso (electroterapia combinada con terapia manual, vendaje, estiramientos, fortalecimiento, control motor, neurodinamia, liberación miofascial…). No obstante, el paciente debe seguir una serie de recomendaciones y una rutina de ejercicios domiciliarios para reforzar los beneficios del tratamiento:
- Disminución de la intensidad y carga en la actividad deportiva.
- Uso de taloneras para descargar la zona. En casos más graves incluso férulas nocturnas.
- Rutina de ejercicios para aliviar el dolor:
- Estiramiento de gemelos y sóleo: 3 repeticiones manteniendo la posición durante 15 segundos.
- Estiramiento de la fascia plantar: sentado, tira de los dedos hasta notar la tensión en el arco plantar, hazlo 3 veces manteniendo el estiramiento 15 segundos.
- Automasaje fascia plantar: Misma posición anterior, con la mano libre deslizamos los nudillos desde el talón hasta el antepié durante 90 segundos (no presionar el talón ni la cabeza de los metatarsianos).
- Liberación miofascial con pelota: amasa el arco plantar con una pelota en sentido longitudinal y transversal, hazlo durante 90 segundos (evita el talón y la cabeza de los “metas”).
- Liberación con botella fría: haz rodar una botella de agua fría (incluso congelada) a lo largo del arco durante otros 90 segundos.
Los ejercicios se deben realizar 2-3 veces al día, y en caso de que la evolución no sea la esperada, no dudes en consultarlo con tu terapeuta.
Pero como no solo de fisioterapia vive el ser humano, también debemos tener presentes las alternativas terapeúticas en medicina y podología.
En definitiva, ponte en manos de un profesional e implícate en el proceso de rehabilitación para lograr una mejora en la calidad de vida.