En Europa se calcula que 83 millones de personas han experimentado a lo largo de su vida algún tipo de trastorno psicológico, lo que da una idea de un problema extendido, complejo y mortal que ha hecho saltar las alarmas en Europa, con Alemania a la cabeza. Un estudio reciente ha revelado al respecto que un trabajo sedentario, además de ser el detonante de la desmotivación e insatisfacción de los empleados, es la causa subyacente de ciertos riesgos para la salud, a lo cual se suman además los recelos de los propios trabajadores a exponer abiertamente a sus superiores sus problemas de salud mental.
En este contexto, investigadores de las universidades de Cambridge y Essex han demostrado que la frecuencia con la que la gente se mueve a lo largo del día tiene un reflejo directo en la salud física (menos dolores de espalda, menos fatiga…) y también en la felicidad, por lo que el mensaje en favor de una actitud más activa en el ámbito laboral parece contundente.
Y el tejido empresarial parece haberlo entendido: A mayor actividad y movimiento, mayor será la salud integral de sus trabajadores/as y, por ende, su productividad. Trasladado a cifras, esta realidad es patente. Según un estudio elaborado por Fellowes, un 63% de los empleados estaría dispuesto a alargar su jornada laboral si se llevaran a cabo iniciativas a favor del bienestar, mientras que nueve de cada diez considera que la salud en el trabajo “debe ser a largo plazo y no soluciones rápidas”.