(Artículo publicado por Estrategia Empresarial el 15 de marzo y firmado por Eneko Santano, Director Técnico de Ergoactiv La Escuela de La Espalda)
Los trastornos musculoesqueléticos (TME) son una de las enfermedades de origen laboral más comunes que afectan a millones de profesionales en toda Europa y cuestan a las empresas miles de millones de euros. Afrontar los TME ayuda a mejorar la calidad de vida de las personas. ¿Cómo los abordamos?
Desde la fisioterapia convivimos y luchamos cada día por poner remedio y minimizar esa realidad que expone de manera clara la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el trabajo. Y lo hacemos con todos los recursos a nuestro alcance y apostando, como es lógico, por investigar, desarrollar e innovar en nuevas terapias y herramientas que puedan dar un salto en el tratamiento de los TME y, muy importante, en su prevención.
En ese marco, las armaduras inteligentes que desde la ficción hace décadas nos describían en libros y que hemos llegado a ver en infinidad de películas han saltado a la realidad. Son los exoesqueletos. Precisamente en el País vasco contamos, por una parte, con investigadores de la UPV-EHU que están desarrollando algoritmos que les dotan con inteligencia artificial y, por otra, con la única empresa que a nivel europeo los fabrica con marcado y certificación CEE. Sin duda alguna, nuestro acento industrial hace que en este ámbito Euskadi sea un polo de referencia.
Quien escribe estas líneas ha tenido la oportunidad de experimentar con un exoesqueleto. Pero qué es exactamente. La Universidad Ramón Llull lo define como una máquina móvil consistente primariamente en un armazón externo (comparable al exoesqueleto de un insecto) que lleva puesto una persona y un sistema de potencia de motores o hidráulicos que proporciona al menos parte de la energía para el movimiento de los miembros. Ayuda a moverse a su portador y a realizar cierto tipo de actividades como cargar peso.
Algunas empresas de nuestro entorno más próximo, principalmente industriales, ya están experimentando con esta tecnología y estudiando su utilidad para asistir a los profesionales en labores, por ejemplo, de carga y manejo de volúmenes. Y hay instituciones de gran prestigio como el Hospital de Parapléjicos de Toledoque emplean sistemas robotizados que ayudan a las personas a rehabilitarse tras una lesión.
La conclusión es clara tras recabar la experiencia personal y la de los profesionales que lo han probado. A día de hoy no hay tecnología que sustituya a nuestro cerebro (software) y a nuestro sistema musculoesquéletico (hardware) en el citado ámbito. Los exoesqueletos asisten determinados movimientos en función del modelo. Eso es evidente. Pero, suscitan varias cuestiones. ¿Qué pasa con la postura? ¿Con el patrón de movimiento? ¿Qué consecuencias tiene (porque las tendrá sin lugar a dudas) la modificación del patrón motor a nivel neuromuscular a medio/largo plazo? ¿Es la cantidad más importante que la calidad? ¿Y, qué pasará cuando el profesional deje en la empresa el exoesqueleto y juegue con su hijo/a sin la asistencia y con un patrón motor modificado horas antes?
Quedan incógnitas por resolver. Mucho trabajo de base por hacer tanto en mejora postural como en optimización del movimiento. Ambos parámetros tienen que ser la base para mejorar la salud musculoesquelética del profesional, independientemente de ayudas externas. Por ello, debemos primar la calidad frente a la cantidad de movimiento (aquí es donde los exoesqueletos ayudan). Partir de una buena postura facilita el desarrollo de un buen patrón de movimiento y eso implica menor riesgo de lesión.
Por otra parte, debemos realizar un análisis de la capacidad funcional a cada trabajador/a porque permitirá identificar los “eslabones” a mejorar para elaborar planes individualizados de rehabilitación activa (que incluyan ejercicios de mejora de la movilidad, control motor y desarrollo de la fuerza en todas sus variantes) para maximizar la capacidad de respuesta de los profesionales en su entorno laboral y cotidiano.
Y todo esto, ¿para qué? Para, en definitiva, cambiar la realidad y que los trastornos musculoesqueléticos dejen de ser la primera causa de incapacidad temporal en el Estado; y dejen de ser el 70% de los casos de enfermedad profesional notificadas.
Estamos inmersos en un viaje imparable y apasionante en el que al tratamiento personalizado que todo profesional de la fisioterapia debe realizar se le unirá la asistencia de un nuevo socio tecnológico.
Investigadores, fabricantes de robots y profesionales de la salud tenemos el reto de profundizar y coordinar nuestra labor porque redundará en beneficio de las personas y de su calidad de vida.