En más de una ocasión he hablado a mis alumnos sobre la Dra. Shirley Sharmann. Tuve la suerte de participar en el curso que impartió en julio de 2012 en la universidad de Valencia, en el cual se habló sobre el síndrome de alteración del movimiento de la columna lumbar y la cintura escapular-hombro.
Tras revisar la columna lumbar, entramos de lleno en la cintura escapular, y en una de las diapositivas venía la siguiente frase refiriéndose a la posición y movimiento de la escápula:
“El hallazgo más frecuente entre los estudios parece ser el aumento de la inclinación anterior y rotación interna” (Capstone- Emily Schmidt, 2012).
Efectivamente es una posición-movimiento muy frecuente, y que es motivo de consulta, bien por la alteración postural (posición de hombros adelantados, frecuentemente combinada con un aumento de la cifosis de la columna torácica o “chepa”) o bien por que dicha alteración del movimiento por exceso de inclinación anterior + rotación interna acaba generando problemas en el hombro.
Dos de los aspectos clave a trabajar para mejorar la funcionalidad del hombro son el estiramiento de músculo pectoral menor y la potenciación de las fibras medias e inferiores del trapecio y romboides para mejorar su rigidez (debemos entender esta rigidez como una característica natural del músculo, es la resistencia de un músculo a un estiramiento pasivo. En el caso que nos ocupa, una buena rigidez de las fibras medias e inferiores del trapecio y romboides conseguirá que los hombros no se desplacen hacia adelante).
Para estirar el pectoral menor lo haremos en la posición que vemos en la imagen de la izquierda (1), teniendo cuidado de no anteriorizar la cabeza del húmero y mantener las costillas abajo (debemos mantener la posición durante 20-30 segundos y realizar 3 repeticiones). El trabajo de fuerza para darle más rigidez a trapecio y romboides (2) se realiza partiendo de la posición decúbito prono, pensando en juntar y descender las escápulas (no en elevar las manos) con una ligera rotación externa de hombros, con la cabeza apoyada en una toalla para relajar lo máximo posible las fibras superiores del trapecio (10 segundos manteniendo la posición final y hacemos 10 repeticiones).
Pero como no solo de sistema musculoesquelético vive el hombre, además de flexibilizar y dar rigidez a la musculatura, debemos reeducar el patrón de movimiento de elevación de brazo, para que el cerebro sea capaz de integrar los cambios que conseguiremos con los ejercicios.
¡Para este último paso, ponte en manos de un “ingeniero” del movimiento!