El correcto uso que se da a la silla arrodillada determina si es buena o no para quien la utiliza. Tiene ventajas objetivas, como aportar un adecuado alineamiento de la columna. Esto es recomendable y puede ser muy adecuado para una persona si se ajusta adecuadamente a las características de este, aportando considerable comodidad por periodos cortos de tiempo.
Ahora bien, también puede conllevar algunas desventajas. Por ejemplo: sobrecarga de peso en la cara anterior de la pierna, flexión mantenida de rodillas y tobillos, limitado número de alternativas de postura de sentado, fatiga temprana, desplazamiento hacia arriba de la ropa, dificultar para entrar y para salir de la silla, y reducción del rango de alcances.
Hay literatura y varios estudios…
- Un estudio del estrechamiento del canal medular en personas que usaban tres tipos distintos de sillas (Ericsson, 1989) mientras desarrollaban una tarea de manipulación de PVD detectó que los sujetos sufrían mayor estrechamiento cuando se sentaban en una silla inclinada hacia delante y con apoyo de rodillas, respecto de sentarse en una silla convencional.
- De acuerdo con un análisis de la silla Balans, la silla arrodillada original (Drury, 1985), esta no es mejor que las sillas convenciones y puede ser peor que cualquier silla convencional bien diseñada.
- En un experimento que comparó sillas arrodilladas versus convencionales (Ladner, 1987) se concluyó que los datos experimentales no apoyan las afirmaciones del fabricante en el sentido que la silla Balans puede disminuir los problemas de la espalda baja.
- Y, finalmente, un estudio más reciente (Bettany-Saltykov, 2008) concluye que una silla arrodillada diseñada ergonómicamente, con una inclinación de 20 grados, ayuda a mantener una curvatura lumbar adecuada que las sillas convencionales.
Conclusión, la silla “arrodillada” es útil para tiempos relativamente cortos y, en principio, es desaconsejable como instrumento de trabajo en sedestación mantenida a lo largo de una jornada laboral.
Referencias
1.Ericson, M.; Goldie, I. (1989). “Spinal shrinkage with three different types of chair whilst performing video display unit work”. International Journal of Industrial Ergonomics 3 (3): 177. doi:10.1016/0169-8141(89)90017-6.
2.Drury, C. G.; Francher, M. (1985). “Evaluation of a forward-sloping chair”. Applied ergonomics 16 (1): 41–47. doi:10.1016/0003-6870(85)90145-0.PMID 15676532.
3.Lander, C.; Korbon, G. A.; Degood, D. E.; Rowlingson, J. C. (1987). “The Balans chair and its semi-kneeling position: an ergonomic comparison with the conventional sitting position”. Spine 12 (3): 269–272. doi:10.1097/00007632-198704000-00014. PMID 2954222.
4.Bennett, D. L.; Gillis, D. K.; Portney, L. G.; Romanow, M.; Sanchez, A. S. (1989). “Comparison of integrated electromyographic activity and lumbar curvature during standing and during sitting in three chairs”. Physical therapy 69 (11): 902–913. PMID 2813518.
5.Frey JK, Tecklin JS. (1986). “Comparison of Lumbar Curves when Sitting on the Westnofa Balans® Multi-Chair, Sitting on a Conventional Chair, and Standing”. Physical Therapy September 1986 vol. 66 no. 9 1365-1369.
6.Bendix, A.; Jensen, C.; Bendix, T. “Posture, acceptability and energy consumption on a tiltable and a knee-support chair”. Clinical Biomechanics 3 (2): 66-73. http://dx.doi.org/10.1016/0268-0033(88)90047-2