Este es la primera de unas cuantas experiencias vividas en nuestro viaje a la India y que queremos compartir con todos. Experiencias que pasan por inaugurar casas que hemos ayudado a construir; por visitas a hospitales; por entrevistas con personas de enorme calidad y entrega humana; por proyectos de futuro y colaboración… Lo iremos relatando en este blog.
Pydeti, baño de humanismo y humildad
A impulso de Brazadas Solidarias hemos venido colaborando en el pasado en un proyecto muy bonito dirigido por la Fundación Vicente Ferrer en Pydeti. Este proyecto se centraba en la construcción de viviendas dignas para dar techo a las familias.
Pues bien, nosotros nunca habíamos viajado hasta esa localidad y toda nuestra información acerca de estos hogares se basaba en testimonios personales y fotos. Confirmar, constatar en primera persona la realidad del proyecto ha superado con creces lo que nos contaban, lo que veíamos en imágenes.
El humanismo y la gratitud que nos han mostrado las gentes de Pydeti nos han desbordado. Y nos han hecho reflexionar sobre cuestiones como la humildad.
Dice la Real Academia de la lengua Española que la humildad es la virtud que consiste en el conocimiento de las propias debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.
Y es que el dicho que muchas veces oímos de organizaciones no gubernamentales de que con poco nuestro que pongamos se hace muchísimo allí donde hay necesidad es cierto.
Con este poco se han construido unas viviendas que hemos podido inaugurar y cuyas familias ocupantes no hacían sino agasajarnos con un sincero y desbordante agradecimiento que a nuestras acomodadas mentes occidentalizadas les provocaba un auténtico choque emocional y cultural.
Choque porque en el mundo que vivimos y en términos generales no estamos acostumbrados a dar las gracias ni a mostrar consideración y reconocimiento por el esfuerzo de los demás, por pequeño que este sea.
Ellos valoran los fondos recibidos que junto a su sacrificio y esfuerzo se han convertido, se han materializado, en hogares donde poder vivir y criar a sus hijos e hijas; donde poder cocinar; donde poder asearse; donde poder dormir; donde poder descansar sin miedo a que las próximas lluvias se lleven, como pasaba hasta ahora, todo lo que poseían bajo paredes de barro y techos de paja.