El viaje a la India nos deparó una entrevista, un encuentro tan inesperado como agradable. Y es que pudimos conversar durante largo tiempo con la más estrecha colaboradora de Vicente Ferrer y, por supuesto, la que continua con su legado y obra: la eterna voluntaria, Ana.
Además de acercarnos con detalle la realidad actual de la Fundación Vicente Ferrer en la India, recordó los tiempos en los que comenzaron. “Cuando llegamos no éramos más que cuatro personas con cuatro maletas: Vicente, dos voluntarios y yo, que tenía 21 años, y no sabía nada de desarrollo. Llegamos sin fondos, sin nada.”
El principal activo, decía risueña Ana, era la convicción y determinación de Vicente, que consiguió contagiar a los demás. “Él tenía fuerza y convicción en que nosotros podíamos marcar diferencia, que podíamos erradicar la pobreza aunque desde el resto del mundo esto se viera como un sueño. Nos convenció de que era posible llevar a cabo esa tarea y de que era responsabilidad de todos, no solo de los gobiernos y las organizaciones internacionales”.
Desde la sencillez y seguridad, y siempre con una sonrisa, nos dijo: “Cada uno de nosotros tenemos la responsabilidad de hacer algo, contribuir y participar”. No seremos desde Ergoactiv los que le llevemos la contraria tras ver lo mucho y bueno que hace esta Fundación cada día.
Es más, tomamos el testigo porque ya tenemos el proyecto muy definido con el que pondremos nuestro granito de arena en apoyo de un colectivo en la India. Os damos ya algunas pistas… Pondremos ruedas a camisetas. Y ahí lo dejamos hasta el cuarto y último capítulo de este viaje que llegará antes de que acabe esta semana porque a partir del 1 de octubre …